Dieciocho volúmenes y 931 partituras, de unos 32 x 22 cms., en formato apaisado. Aunque todos, o casi todos, habían sido foliados originalmente por el autor, esta foliación no era siempre correcta; recientemente ha sido corregida a lápiz por don Juan Trillo, y esta nueva foliación es la que sigue. Todos están encuadernados en piel y cada volumen lleva en la portada, como tejuelo, una pequeña etiqueta con el título o contenido.
Son todos autógrafos y casi todos son copia, en limpio, prácticamente sin correcciones de gran pulcritud, con la bella caligrafía típica de Melchor López. Las pocas correcciones que tienen son, sin duda, equivocaciones; pero son poquísimas, casi inexistentes. Y con todo, se ve que, si bien estas partituras parecen copia en limpio de unos borradores preexistentes, no siempre son una copia literal de aquellos, pues a veces introduce cambios, pasajes alternativos, etc. En efecto, parece muy difícil admitir que pudieran ser éstos los originales primeros de las obras, pues hay que insistir en que no tienen correcciones y, por otra parte, se ve que fueron concebidos como copia en limpio, y precisamente para ser encuadernas, pues todo hace pensar que fue él mismo el que los hizo encuadernar. En verdad, asombra la perfección de este hombre admirable, que uno no comprende de dónde sacaba él tiempo para tanto trabajo como desplegó. Algunas son partituras, por el contrario, con toda seguridad, el primer borrador, lo que se dice oportunamente. Pero incluso las que son copia en limpio parece que eran las destinadas a los copistas, para sacar de ellas las particellas, pues algunas tienen indicaciones para esos copistas. Por poner un solo ejemplo, bien clarificador: "El villancico al Santísimo", avecita sutil y graciosa (vol. 12, fol. 171), que está escrito en compás de 618, lleva al comienzo esta "Nota: Se copiará en 318 para la mayor facilidad de su ejecución". Naturalmente, esta nota, como todos estos volúmenes es autógrafa de Melchor López. |